La distimia ¿Se puede curar?

La distimia figura entre los trastornos depresivos que aunque no conforman una depresión severa, sí comparten algunos tratamientos y síntomas. Esta afección muchas veces puede ocasionarse por factores hereditarios y a pesar de que las personas de edad avanzada son los más propensos a padecerla, los casos entre niños y adolescentes son cada vez más comunes.

Tal y como lo hemos hecho en ocasiones anteriores con temas vinculados a los trastornos mentales y emocionales, en esta oportunidad también quisimos darle un espacio a la distimia y lo que conlleva la patología.

Pues, si bien es un asunto que poca relevancia suele tener, puesto que se desconoce el tipo de trastorno o suele confundirse con solo un estado depresivo. Nosotros queremos informar más al respecto para que sirva de ayuda a las personas que puedan querer apoyar a conocidos o incluso, a sí mismos.

Distimia

Se trata de una depresión crónica de bajo nivel, cuyas características principales radican en su larga duración y frecuencia. Se dice que es de bajo nivel debido a que los síntomas que suele presentar no se consideran tan severos como el de una depresión.

Sin embargo, aunque no se consideren severos, se distingue por la persistencia y duración de los mismos. Incluso, pueden durar tanto que se vuelven crónicos. Cuando nos referimos a un largo tiempo, mencionamos especialmente una duración de dos años para los pacientes de edad adulta y en los niños, dura hasta un año.

Algunos profesionales en el tema recurren a señalar este trastorno como que el afectado experimenta una depresión doble. En el sentido de que, dentro de la distimia, siente picos emocionales altos y bajos, sin dejar el estado de melancolía generalizada por dicha afección principal.

Como podemos imaginar, durar tantos días, meses e incluso años bajo el decaimiento emocional perjudica todo desenvolvimiento personal, laboral, social y demás. En el caso de los niños, el comportamiento no siempre se ve ligado a un estado de tristeza, sino que se manifiesta más en una irritabilidad general.

Es importante destacar que el sentimiento de tristeza que cualquiera de nosotros puede sentir no significa exactamente que se trate de distimia. La tristeza como tal es un sentimiento al que todos nos enfrentamos por distintas razones, pero que de alguna manera buscamos el apoyo en nuestro círculo íntimo hasta conseguir superarla.

La distimia, por su parte, es un trastorno cuya emoción de tristeza es más severa, profunda, prolongada y recurrente, dificulta que el paciente sea capaz de conseguir ayuda en sus personas más cercanas debido a que el mismo trastorno, busca la reducción de actividades en todo aspecto. Afectando la comunicación y trato con sus allegados.

¿Cómo puedo identificar la distimia?

Este trastorno presenta ciertas señales o signos, aparte del estado depresivo que se identifica como el principal síntoma de la distimia, y que contribuyen a su identificación para, posteriormente, poder tratar desde el punto de vista médico. Entre estos signos se encuentran:

  • Constante fatiga o sensación de no tener energía
  • Sentimiento severo o excesivo de culpa ante particulares situaciones
  • Ausencia de autoestima
  • Falta de decisión
  • Destacable pérdida de interés en actividades que solían considerarse placenteras o gratificantes
  • Pérdida de la capacidad de concentración
  • Falta de atención
  • Notable pérdida de peso ante la falta de apetito
  • Emociones relacionadas con la desesperanza sobre la vida y/o futuro del paciente
  • Problemas de sueño, exceso de horas de sueño o todo lo contrario, insomnio

¿Qué puede causar el trastorno?

Al día de hoy, se conoce sobre una gran variedad de investigaciones y estudios que determinan las posibles causas del por qué se genera la distimia. De todas ellas, el factor más destacable sobre la causa del trastorno tiene que ver con orígenes biopsicosociales. Entendiéndose de tal manera que, los factores de carácter psicológicos que vulneran a un paciente con distimia, son:

  • Proyectarse o mantener un punto de vista negativo sobre sí mismo, el entorno, la vida, el futuro o del mundo, que incrementan a los pensamientos o escenarios imaginativos en sentido negativo. Ejemplo, pensamientos como: no soy capaz de conseguir nada en la vida, no soy suficiente en lo que hago, no tengo futuro.
  • De la mano al punto recién mencionado, la incapacidad de sentir que existe control sobre la vida bajo nuestra propia tutela.
  • Encontrarse dentro de situaciones carentes de aportes positivos.
  • Experimentar circunstancias traumáticas, desagradables.

Si bien mencionamos que el principal origen de la distimia se trata de los factores o condiciones biopsicosociales, debemos aclarar que, en todo caso, su proveniencia se considera multicausal. Por lo que de igual manera existen más influencias causantes del trastorno bajo aspectos biológicos como predisposición genética y alteraciones neurológicas. Sin dejar a un lado los factores sociales.

¿Tiene cura?

La distimia sí tiene cura, progresiva, pero que puede alcanzarse a sanar siempre de la mano con distintos métodos de terapia que promuevan las actividades gratificantes para el paciente. Un profesional sobre este tema, como el psicólogo o psiquiatra, puede establecer terapias de tipo cognitivo-conductual, interpersonales o activación conductual para que sea tratado el trastorno del afectado.

El principal objetivo, desde un punto de vista general, es que a la persona se le hagan cumplir distintas actividades de carácter obligatorio que en realidad solía considerar placenteras. Incluso si bajo la condición del trastorno eran asignaciones que el paciente evitase a toda necesidad, el énfasis es hacerlo cumplir constantemente con ellas en una nueva oportunidad para que se quiebre el estado de apatía.

Esto puede conseguir que la persona marque el inicio a las actividades consideradas como potenciales reforzadores (generadores de aspectos o sentimientos positivos). A la par, es necesario que el paciente se encuentre bajo el trato profesional y terapéutico en cuanto a las maneras de pensar. Ya que de esta forma se puede conseguir erradicar emociones y pensamientos ligados al negativismo o que aprenda a cómo manejarlas sin que se adueñen de su vida.

El profesional que ejecute la terapia en el afectado, será capaz de mostrarle nuevos métodos o técnicas para que pueda emplear ante situaciones complicadas para el paciente en cualquier ámbito, sobre todo en el que más dificultades le suponen.

¿Por qué dura tanto la distimia?

La razón de que este trastorno sea prolongado se debe a un círculo vicioso radicado por el estado y emoción de tristeza en el que una persona con distimia termina involucrado. Se llega hasta ese punto por el aislamiento que el paciente sufre, el sentimiento de tristeza conjunto a factores depresivos y emociones negativas, conllevan a que esta persona afectada por cada elemento mencionado busque alejarse tanto de su entorno íntimo y social como de las actividades que frecuentaba.

Estar dentro de dicha cápsula o burbuja rodeada de aspectos, lejos de considerarse nutritivos en felicidad, motivación y demás puntos positivos, solo producen que el paciente vea más lejos el poder salir de su estado en un futuro.

Pues, precisamente la noción o ideas que puede tener sobre su vida futura son escasas en positivismo, sin mencionar que, al no sentir manejo de sus emociones, tampoco tendrá la motivación, ni capacidad de percibir control alguno del mismo futuro.

Por ello, es la necesidad e importancia de expandir conciencia sobre los temas de trastornos emocionales, ya que conociendo y teniendo información básica, pero certera, sobre lo que supone este tipo de padecimiento, nos dará la oportunidad de poder tratar, ayudar o aconsejar a alguien cercano.

En especial, cuando se trata de alguien querido e incluso, sin descartar la posibilidad de nosotros mismos, contar con la determinación de identificar algunas de estas causas que puedan estar afectándonos y acudir a la ayuda necesaria e indispensable para la mejora y bienestar general. ¿Conocías la distimia?

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