Consejos para mejorar el trastorno de ansiedad desarrollado por el TDAH

Cuando se habla del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) mayormente se hace con la finalidad de crear más concientización sobre el tema, en especial cuando dicha afección conlleva a otros serios trastornos como el de ansiedad.

Gran cantidad de personas desconocen cómo deben actuar o ayudar a una persona que puede verse afectada con frecuencia por estos tipos de trastornos. Por tal motivo, en esta oportunidad comentaremos sobre aquellos consejos que pueden servir como herramientas adecuadas ante esas situaciones.

¿Qué es Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad?

Correspondiente a las siglas TDAH, es un trastorno de carácter neurobiológico que, en la mayoría de sus casos, se manifiesta desde la niñez. Esta afección se caracteriza por el déficit de atención, impulsividad e hiperactividad, además de que puede asociarse en ciertos casos con otros trastornos.

La evaluación a realizar para el diagnóstico de TDAH, requiere de ciertos factores. En primer lugar, los síntomas deben mostrarse antes de los doce (12) años de edad, al igual que, la identificación de los mismos puede lograrse por la intensidad y frecuencia por encima de la normal que debe tener un niño en su desarrollo. Cuestión que puede interferir en el rendimiento de las actividades cotidianas del infante, bien sea en ámbitos familiares, sociales o escolares.

En suma, debe descartarse que el trastorno no sea una consecuencia a cualquier otra enfermedad o problema mental.

¿Qué lo causa?

Hasta hoy en día no se puede identificar solo una causa que origine el TDAH, pero sí se sabe que es el resultado en la combinación de factores de riesgo que actúan en conjunto.

Se identificó que sus causas vienen de razón genética y ambiental (puede ser durante el periodo prenatal, perinatal y el posnatal). Aquellos factores ambientales son los que tiene relación a infecciones del sistema nervioso central, peso por debajo de lo normal en el nacimiento, consumo de sustancias alcohólicas o drogas durante el tiempo de embarazo, traumatismos craneoencefálicos en la niñez, prematuridad del bebé, entre otros.

Por otro lado, el TDAH es heredado en un 76% de los casos.

¿Por qué se relaciona el trastorno de ansiedad con el TDAH?

A raíz del TDAH, la ansiedad aparece como uno de los síntomas más frecuentes, a pesar de que este no constituya un trastorno por completo. La sintomatología ansiosa cuenta con un promedio del 20% al 25% de prevalencia, queriendo decir que uno de cada tres infantes manifiesta los síntomas de ansiedad.

El desarrollo ansioso puede iniciar como consecuencia a fracasos escolares, así como de su entorno, además de críticas provenientes de sus compañeros, amigos, familiares o profesores. Un niño con TDAH y ansiedad demostrará ciertos síntomas como molestias físicas al momento de acudir al colegio, miedo extremo a separarse de sus padres e incluso, incapacidad para dormir solo.

La realidad de los síntomas de un menor con ansiedad se desconoce hasta que este actúa por impulso de ellos mismos. Por ejemplo, puede que un niño experimente culpa, irritabilidad o incluso miedo sin que sus representantes puedan notarlo, hasta que lo expresa en un comportamiento. Esto puede tratarse de pérdida de sueño y peso o el mismo rechazo al estudio.

Aquellos infantes diagnosticados con ambos trastornos, demuestran una mejora en la ansiedad causada por el TDAH una vez que están bajo tratamiento médico para esta afección. En otras palabras, el tratamiento para el TDAH ayuda a la mejora general del niño, logrando que los periodos ansiosos disminuyan y puedan ser controlados.

En la particularidad de que el tratamiento requerido para el TDAH no ayude al control de la ansiedad en el niño, entonces el médico deberá evaluar y centrar dicho tratamiento a la ansiedad.

¿Cómo mejorar el trastorno de ansiedad y TDAH?

Cuando se trata de un trastorno de ansiedad en un niño, este va más allá que una falta de concentración en general, ya que ellos tienen definidas cuáles son sus ansiedades y preocupaciones frecuentes.

El infante puede mostrarse cansado, nervioso, tenso e irritable como consecuencia a la misma falta de descanso ocasionada por su trastorno, lo que puede conllevar a un ataque de pánico, temblores, náuseas y miedos extremos sin que haya un motivo aparente.

Es posible que el rendimiento escolar sea promedio a comparación de un niño sin ningún trastorno o incluso con TDAH controlado. Pero, el conflicto ansioso puede partir, por lo que supone una convivencia social. Cuando el niño solo tiene el trastorno por ansiedad, es posible que su comportamiento sea mejor que el de uno con TDAH, ya que son las mismas ansiedades que lo limitan a comportamientos impulsivos.

La mejor ayuda para el pequeño con su trastorno ansioso puede lograrse a partir de él mismo, pues la información que se necesite para su observación y diagnóstico puede ser brindada por el menor.

Es cierto que algunos niños no discuten ni admiten cualquier síntoma, aunque estos tengan cierta significatividad, bien sea por miedo o por desconocimiento de los mismos síntomas.

Por tal razón, resulta indispensable mantenerse atento ante las preguntas o comentarios que haga el pequeño con relación a sus sentimientos y al tema en sí. Posteriormente, podrá comentárselas a los profesionales y, de igual manera, motivar a que el infante mantenga las conversaciones con el médico de confianza, a modo de lograr una mejor comprensión sobre los sentimientos y pensamientos que experimenta.

Terapias o tratamientos

La situación específica de cada menor determinará el tratamiento para el TDAH y el trastorno por ansiedad. Generalmente, la terapia de comportamiento tiene el propósito de modificar este en el niño, como consecuencia de la ansiedad, en lugar de profundizar y tratar los conflictos internos del pequeño.

En cuanto a las terapias cognitiva del comportamiento, se enfocan en la reestructuración positiva de los pensamientos con la intención de incrementar el funcionamiento positivo.

Para este caso, por ejemplo, se le puede enseñar al niño a identificar los pensamientos y sentimientos ansiosos, así como el manifiesto de su cuerpo ante ambos factores. A partir de esa identificación, el niño puede idear un plan que le permita actuar ante esos síntomas una vez que aparecen.

Otro consejo importante que puede ayudar en ambos trastornos es el saber respirar. Siempre es una buena idea enseñarle a los niños ejercicios de respiración que ellos mismos puedan emplear ante los momentos de mayor intensidad en sus trastornos. Sirviendo como un método para tranquilizar, pensar mejor, recomponerse y seguir, además de que podrán recurrir a este cuando se vean en un entorno que les cause alta ansiedad.

Medicamentos

Es necesario tomar en cuenta que en un paciente con TDAH y trastorno de ansiedad, los tratamientos a realizar probablemente tengan relación con la fuerza de las condiciones.

Los medicamentos serán recetados por el médico, normalmente el pediatra inicia con estimulantes cuando los síntomas del TDAH resaltan de los de la ansiedad. Con el respectivo ajuste necesario de la dosis recetada, el médico irá evaluando los efectos secundarios que puedan presentarse ante el fármaco.

Si los síntomas de los trastornos mejoran con los estimulantes, quizá el pediatra solicite una nueva evaluación o diagnóstico para diferenciar si la ansiedad estaba relacionada con el TDAH y no un trastorno de ansiedad como tal.

En caso de que el TDAH mejore con el medicamento, pero la ansiedad no, entonces el profesional puede recetar otro fármaco que lo ayude a controlar los síntomas, bien pueda tratarse de un antidepresivo tricíclico o inhibidor receptivo de serotonina.

Finalmente, esperamos que toda la información básica brindada pueda servir como buen soporte en caso de estar en una situación similar o que bien pueda ser compartida con alguien que necesite saber cómo ayudar a otros con estos trastornos.

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