No hace falta definir qué es el oxígeno. Todos sabemos de la importancia de este gas en nuestras vidas. Sin embargo, sí es necesario tener en cuenta cuáles son las proporciones en las que debemos tenerlo presente en la sangre. En un principio, el porcentaje adecuado de oxígeno en la sangre ha de ser entre el 95% y el 100% Un nivel por debajo de estos valores se considera «hipoxemia». Cuando esto sucede, la persona puede experimentar dificultades para respirar, dolor de cabeza, entre otra clase de síntomas que nos indican que algo no anda bien. Quienes tienen asma, enfermedades pulmonares o algún tipo de afección que impida que su organismo reciba el nivel de oxígeno necesario, deben recurrir a dispositivos externos que les ayuden a concentrar una mayor cantidad de oxígeno en la sangre. Aquí es donde entran en juego los concentradores de oxígeno portátiles.
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¿En qué consisten?
Un concentrador de oxígeno es un dispositivo destinado a pacientes con concentraciones de oxígeno en sangre por debajo de los niveles saludables. Estos equipos médicos comprimen el aire del entorno del paciente y lo filtran, entregando así un aire mucho más puro al que habitualmente se respira. Para ello, se separa el oxígeno de otros gases naturalmente presentes en el aire, como es el caso del nitrógeno, y se aumenta consecuentemente la proporción de oxígeno que se suministra al paciente. Este flujo de filtración es continuo, lo que permite que al paciente nunca le falte suministro de oxígeno. Los gases no necesarios se expulsan de nuevo al aire de la estancia y, posteriormente, en el siguiente ciclo, vuelven a filtrarse para extraer únicamente el oxígeno.
¿Cómo funciona?
Su función se basa en apartar el oxígeno del resto de gases, concentrarlo en altas proporciones y enviarlo al paciente. Para ello, necesita de energía eléctrica. Por una parte, cuenta con un filtro, que se ocupa de retener el oxígeno y expulsar el resto del aire innecesario al exterior. Y, por otro lado, dispone de una batería, que es la fuente de energía que permite su funcionamiento.
¿Tanque o concentrador?
El tanque de oxígeno se recomienda si su uso va a ser eventual (normalmente, hasta los 6 meses). En cambio, cuando las personas tienen una enfermedad, afección pulmonar o padecen de asma con frecuencia, se recomienda el concentrador de oxígeno, el cual además, al ser portátil, ofrece la ventaja de ser mucho más fácil de transportar.
Recomendado para:
- Personas con asma, cáncer de pulmón, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, gripe, Covid-19, etc.
Por supuesto, estos dispositivos no se aconsejan a aquellas personas que desean suministrarse oxígeno por sí mismas, sin la previa valoración de un médico que determine si son o no adecuados. Aumentar la concentración de oxígeno en sangre sin que esto sea necesario puede generar problemas serios.
¿Cómo consigo un concentrador en España?
Hoy día, la forma más sencilla y efectiva es mediante alguna tienda con especialización médica que los venda. Su precio oscila sobre los dos mil euros. Hay varios modelos existentes. Generalmente, para saber cuál escoger y no errar en ello, deben tenerse en cuenta los siguientes aspectos clave:
- Calidad del material del equipo: afecta a su durabilidad y amortización.
- Fiabilidad del suministro de oxígeno, que sea continuo e ininterrumpido.
- Autonomía y duración de la batería.
- Batería de respuesto, en caso necesario.
- Fácil uso.
- Posible regulación del flujo de oxígeno.
En la tienda online tutratamiento.com se ofrecen varios modelos de concentradores de oxígeno, así como complementos adicionales a estos mismos e incluso, packs completos de suministradores. Todo ello dentro de la categoría de «oxigenoterapia«. Dentro de los complementos, destacan las vías por las que el paciente puede recibir el suministro de oxígeno: gafas nasales, mascarillas o tubos.